En la fría tarde del 10 de febrero, con motivo del 81º aniversario de la batalla de Krasny Bor, Madrid se vistió de solemnidad para rendir homenaje a los caídos en una conmovedora manifestación que congregó a cientos de ciudadanos en el metro de Ascao. El aire helado, testigo mudo de la devoción de la multitud, no logró apagar el ardor patriótico que encendía los corazones de los asistentes. Facta acudió a esta convocatoria, a rendir honores a los héroes españoles que combatieron el comunismo en Rusia.
La reunión, custodiada por la amplia presencia policial, transcurrió, como siempre, sin sobresaltos. En procesión, la marcha de los congregados se encaminó hacia el cementerio de la Almudena, liderada por una pancarta que proclamaba “Honor y Gloria para los Caídos”, seguida de las banderas nacionales que ondeaban con majestuosidad.
Una vez en el camposanto, la multitud rodeó en respetuoso silencio el panteón, ávida de escuchar las palabras que resonarían en el frío aire de la tarde. Tras la introducción y un breve y emotivo panegírico, que pidió descanso eterno para aquellos cuyas vidas quedaron inmortalizadas en la historia de la patria, Carlos San Frutos expuso un discurso más amplio. En él, además de evocar las gestas de los héroes en la guerra, invitó a los asistentes a reflejar en sus propias vidas el espíritu y los valores de aquellos jóvenes que lucharon en Rusia.
Esta jornada no solo constituyó un acto de recordación, sino también una llamada a la unidad y gratitud hacia aquellos héroes cuyo legado trasciende el tiempo. Al caer la noche en la penumbra, la camaradería impregnaba el ambiente, dejando una huella imborrable en el corazón de los presentes. Este sentimiento fortaleció el compromiso de la juventud patriota de Madrid hacia la preservación de la memoria, rindiendo homenaje eterno a quienes entregaron sus vidas en aras de la libertad y la justicia.