El pasado 7 de junio de 2024, el sótano de la librería Rincón Hispánico de Madrid se convirtió, una vez más, en un pequeño foro de ideas y pasiones desatadas. Ante una audiencia ávida de escucharle, José Javier Esparza, conocido por su labor en televisión y su prolífica producción ensayística, tomó la palabra para ofrecer una conferencia que no dejó indiferente a nadie. Bajo el título “Siglo XXI: El combate por nuestra civilización”, Esparza desplegó su discurso con un tono que evocaba más una arenga que una charla, encendiendo los ánimos de los presentes con un mensaje vibrante y profundo sobre la necesidad de rescatar la identidad histórica de Occidente.
Desde el primer instante, Esparza reconoció el valor de espacios como aquel, señalando que hacía tan solo dos décadas hubiera sido imposible imaginar una actividad como la organizada por Facta. Para el autor, la proliferación de lugares donde se recupera la historia y el sentido de identidad no es más que una respuesta a un conflicto mayor, uno que trasciende la política: el combate por el alma de una civilización en crisis.
El núcleo de su disertación giró en torno a la decadencia de Occidente, un ocaso que, según Esparza, es patente no solo en el declive económico, demográfico y militar, sino sobre todo en el desvanecimiento de los valores fundamentales que antaño unieron a los pueblos europeos y cristianos. Esparza no dudó en denunciar que lo que antes era un conglomerado de civilización cristiana ha sido reemplazado por un Occidente que, en su literal significado, “se hunde en el ocaso”.
Esparza fue más allá al señalar que esta transformación es, en realidad, una oportunidad: “Ya era hora”, afirmó, señalando que, ante la ruina de los viejos paradigmas, es el momento de reconstruir una civilización basada en la identidad y en una voluntad política decidida. Trajo a colación ejemplos históricos de resistencia, como la Reconquista española, en la que los españoles medievales, enfrentados a un enemigo absoluto, lucharon no solo por su supervivencia física, sino por preservar su esencia e identidad. “Seguir viviendo sin ser lo que eres no es una vida digna”, sentenció.
El proceso de destrucción civilizatoria actual, según Esparza, no es un cataclismo súbito, sino un fenómeno de deconstrucción gradual, donde las instituciones familiares, las identidades nacionales y los valores religiosos han sido desmontados y reconfigurados bajo nuevas normas, creando un mundo absurdo. La solución, para Esparza, pasa por revertir este proceso y darle un nuevo nombre a las cosas, tal como hicieron los colonos medievales que repoblaron las tierras de la Reconquista, reclamando lo que históricamente les pertenecía.
Al cierre de la conferencia, el mensaje quedó claro: la lucha por la civilización no es solo una cuestión de ideas, sino una batalla existencial. Aquel que quiera sobrevivir deberá reconocer y defender su identidad, no como una nostalgia del pasado, sino como el fundamento de una nueva etapa histórica. “Es nuestro derecho recuperar lo que fuimos”, concluyó, dejando a la audiencia reflexionando sobre la magnitud del combate que tienen por delante.